domingo, 16 de agosto de 2009

San Borondón, la isla misteriosa.

Se trata de una isla que aparece y desaparece. Fue mencionada y descrita, en el pasado, por distintos navegantes y personajes. Casi todos la sitúan entre el oeste-sudoeste de la isla de La Palma y el oeste-noroeste de la isla del Hierro.

Sanborondon1 mapa

Leonardo Torriani, ingeniero encargado por Felipe II para fortificar las Islas Canarias a finales del siglo XVI, describe sus dimensiones y localización y aporta como prueba de su existencia las arribadas fortuitas de algunos marinos a lo largo de ese siglo. Esta isla se localizaría al oeste del Archipiélago, a 550 km en dirección oeste-noroeste de El Hierro y a 220 km en dirección oeste-sudoeste de La Palma, aunque según otros «testigos» que dicen haberla visto, se sitúa directamente entre las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro.

San Borondón mediría 480 km de largo (de norte a sur) y 155 km de ancho (de este a oeste), formando hacia el medio una considerable degollada o concavidad y elevándose por los lados en dos montañas muy eminentes, siendo la mayor de las cuales la de la parte septentrional.

Numerosas expediciones desde el siglo XV se han realizado por españoles y portugueses para encontrar la mítica isla. Cuando los navegantes intentaban aproximarse a ella, y se encontraban a la vista sus costas, montañas y valles, la isla era envuelta por la bruma y desaparecía completamente. El rumor y leyenda de esta isla misteriosa es, sin duda, posterior al descubrimiento y conquista de las Islas Canarias. Ha sido llamada «la Inaccesible», «la Nom Trubada», «la Encubierta», «la Perdida», «la Encantada» .

El nombre de San Borondón deriva directamente del de San Brandan de Clonfert, un monje irlandés del siglo VI que organizó un viaje por el Atlántico con fines evangélicos y piadosos, a la manera de los grandes predicadores católicos de la Irlanda medieval.

La travesía de San Brandan es toda una odisea mitológica. El viaje de San Brendano o Brandano a la Tierra Prometida de los Bienaventurados, las islas de la Felicidad y la Fortuna.

El y los clérigos que lo acompañaban vieron desde su embarcación la silueta de una ínsula, y como se acercaba la fecha de la Pascua decidieron aproximarse y anclar en ella la nave para celebrar los oficios preceptivos. Así lo hicieron, y cuando al día siguiente se disponían todos a comer la carne preparada en tierra firme, ésta dejó de serlo y comenzó a moverse dejando al descubierto su verdadera naturaleza: se trataba de un gran pez en cuyo lomo se había desarrollado la vegetación dándole la apariencia de una isleta. Más tarde, Dios le revelaría a San Brandan que se trataba de Jasconius, el primer pez que pobló los mares.

SanBorondon3

El rumor de su existencia fue tal que cuando una nave se perdía en el océano y llegaba a una tierra sin identificar, sus marinos quedaban convencidos de que habían llegado a San Borondón

Ahora, ha dejado de ser un lugar de recalada de marinos perdidos y un refugio de piratas y prófugos, pero nunca ha perdido el misterioso encanto de su propia naturaleza.

Con frecuencia, y en especial después de las tempestades del Noroeste, en las playas de La Gomera y El Hierro, encuentran frutas, ramas y hasta árboles casi enteros desconocidos.

¿Vendrán de la Isla de San Borondón?